Encuentros en la tercera dosis


Normalmente hago siempre primero el texto y luego pienso el título, porque es lo que más me cuesta, pero esta vez ha sido rápido. Si a alguien le parece gracioso, aclarar que primero se me ha ocurrido a mí, y luego he ido a buscarlo a ver si a alguien ya se le había ocurrido antes y he visto que sí, a Pedro Armas en septiembre en La Voz de Galicia. Con lo cual pues nada, enhorabuena Pedro por la ocurrencia.

Hoy tenía cita para la tercera dosis de la vacuna. En las anteriores ocasiones había sido con AstraZeneca, porque era lo que había, que era la opción más barata (unos 3€), ya que era de la Universidad Pública de Oxford, mientras que las otras costaban creo recordar que unos 20€ por ser de empresas privadas. Al final, ya sabemos que hubo unos muy pocos casos de trombos en algunas personas que incluso fallecieron, y se canceló el contrato de la UE con dicha Universidad. En fin…, seguro que también había otros casos similares con personas vacunadas con las otras vacunas, pero el poder económico de los lobbies es así.

Como digo, la primera fue con AstraZeneca, y la segunda también. En este caso ya podía elegir cuál quería, pero preferí repetir, ya que en la primera vacuna no había tenido ningún contratiempo ni me había puesto malo ni nada, mientras que otros compañeros incluso habían estado malísimos en la cama «como si les hubiera atropellado un camión». Yo no. Yo incluso me levanté al día siguiente con ganas de ir al colegio, como si me hubiera tomado un Red Bull o algo así. Suena increíble ¿verdad? Y con la segunda pues lo mismo, ningún efecto. El conserje me dijo que eso era porque tenía el sistema defensivo hecho una mierda, y que los que se habían puesto enfermos sí que tenían bien su sistema defensivo, y que estaban enfermos porque su cuerpo había reaccionado contra la vacuna. A ver…, que en principio entendía esa teoría, pero dudaba yo de que mi sistema defensivo estuviera hecho una mierda, porque precisamente yo no me pongo malo nunca (salvo algún resfriadillo de dos o tres días en navidades, que también es que aprovecho yo las vacaciones para ponerme malo).

Cuando al principio, hace un año, se estaba empezando a vacunar a la gente, e incluso antes, se decía que el efecto de la vacuna duraría un año, aunque esto no se podía saber en ese momento por cómo se habían hecho de rápidas estas cosas. Y sin embargo, seis meses después de la segunda, aquí estamos de nuevo. A mí esto me parece estupendo, porque es la respuesta que da la ciencia a un problema mundial, pero precisamente por eso la respuesta también debería de aplicarse de igual manera en los países en vías de desarrollo y del tercer mundo. En Israel ya van por la cuarta dosis de la vacuna, y están viendo que esto es un no parar, y que lo quizá lo mejor es dejar que la gente se contagie de forma masiva, que con la omicron tampoco es para tanto, porque tiene una mayor tasa de contagios pero menor capacidad patológica, por lo que contagia, pero no hace tanto, y para el caso, inmuniza igual que una vacuna. En palabras del doctor Robert Malone, inventor de las vacunas del ARNm, «es un regalo de Dios». Aquí estamos con la tercera, y sin embargo hay países de África donde no se han puesto ni la primera. Aquí también hay negacionistas y antivacunas que no se han puesto ninguna, pero vistos los datos de la gente que hay en los hospitales y el porcentaje de los que no están vacunados, imagino que tarde o temprano se terminarán extinguiendo ellos solos.

El caso es que en esta ocasión, al llegar al Pabellón de Deportes, he visto lo típico, que es salir a gente con la mano en el brazo sosteniéndose el algodón, y luego he visto los carteles que indicaban dónde había que ir, dónde había que hacer cola, y que los niños y demás, si no tenían cita previa, no podían vacunarse. He mirado el SMS que recibí, por ver por qué puerta tenía que entrar, pues en la otra ocasión sí que lo indicaban, si era la 1 o la 2, pero en esta ocasión no, así que he ido andando buscando y me he quedado en la del fondo que ponía lo de mutualistas.

Tenía yo un poco de preocupación, porque en estos días previos había visto algunas noticias en la prensa en la que la gente decía que no paraban de intentar coger cita para vacunarse y era imposible. Y me pensaba yo que estaría aquello atestado de gente. Pero en fin, había lo normal de gente, y además yo sí que tenía cita e iba con unos 20 minutos de adelanto, así que estupendo, con lo cual me he puesto a hacer la cola. Unos minutos después, ha salido un técnico con el brazo escayolado, y se ha ido hacia el final de la fila y ha cogido a unas 8 personas del final que hacían cola, y les ha dicho «ustedes, conmigo», y se los ha metido con él. Y uno de los que iba en la fila iba diciendo que no pensaría ponerles la inyección con el brazo escayolado. Yo también me lo había preguntado, la verdad. El caso es que se han metido a la parte del fondo, donde no había nadie controlando los DNI ni nada, y no he vuelto a saber más de ellos. Me estaba preguntando en ese momento que cómo les aparecería la vacunación en el certificado COVID si no les han cogido los datos (o al menos yo no los he visto). En fin, he querido pensar que lo estarían haciendo bien quien fuera.

El caso es que yo seguía en mi fila, y justo cuando me ha tocado ponerme frente al técnico que me ha cogido los datos, era justo la hora a la que tenía la cita. Y aun así, pese a que le he dado el DNI para que metiera los datos y comprobara que así era, el hombre no se fiaba, y me ha hecho enseñarle el SMS en el móvil. Bueno, será el protocolo, -he pensado-, porque a las demás personas de la fila también les hacían buscarlo y enseñárselo. Así que una vez salvado ese trámite, me he dirigido a la mesa de vacunaciones, y he preguntado si era la de Pfizer, pues había oído que ahora ponían esa a los que tenían AstraZeneca, y me han dicho que no, que era la de Moderna. Y les he dicho, «Aahh, la del ARN mensajero». Y me han dicho que daba lo mismo, que las dos funcionaban igual, y les he dicho, «sí sí, si me lo he estudiado». ¿Para qué me iba a ponerme a decirles más nada de que el año pasado ya hice un mega artículo en mi blog sobre todo este asunto del virus y las vacunas?.

Pasadas unas horas, por la tarde ya, me he metido en la página del portal de Salud, y ya me he descargado el certificado con las tres vacunaciones y lo he metido también en la aplicación del Stocard, que es la mar de útil para no llevar tarjetas descuento de los supermercados.

Como digo, en anteriores ocasiones, no tuve efectos ningunos, salvo un ligero mareillo después de comer (que achaqué al exceso de comida, y me acosté), o el ligero dolor al levantar el brazo, pero al hacer mezclas, uno nunca sabe lo que puede pasar, y por si acaso, me he ido al Electro Dépôt que está al lado del pabellón, donde estaba antes el Lidl. El tema es que conforme salía yo de allí, estaba yo pensando en la gente antivacunas, o que no se vacunan porque no se fían, que si se contagiaran, como se contagia tanta gente, en su caso, al no estar vacunados de ninguna de las maneras, sería más grave, y como al principio, tendrían que estar en el hospital, la UCI y demás. Y pensaba que este tipo de personas, si bien son ellos los responsables de su propio comportamiento, también es cierto que los gastos hospitalarios los pagamos entre todos. Y si bien no está bien visto desear la muerte a nadie, algunos que encima salen en los medios diciendo que no se van a vacunar por esto y lo otro, para que la gente que no tiene capacidad de discernimiento, les oiga y se lo crea, pues lo mismo un susto sí que se lo tendrían que llevar, y luego seguro que ya no dirían las estupideces que dicen, como por ejemplo el líder de los antivacunas italiano, Lorenzo Damiano, que se contagió y pasó de ser antivacunas a decir que se arrepentía de todo lo que había dicho.

En estos días hemos visto como al tenista Novak Djokovic (NoVac YoCovid, como he visto por ahí graciosamente escrito), no le han dejado entrar en Australia para jugar el torneo por no estar vacunado, y el español Rafa Nadal ha dicho que si hubiera querido, lo habría tenido fácil, y que las normas del país son esas. Es decir, que Nadal ha dicho una gran obviedad, y que si no está vacunado, pues no le dejan entrar al país, porque esas son sus normas y punto. Y entonces he visto que alguna gente de VOX, -amantes de la libertad de expresión todos ellos- se han puesto a insultar a Rafa Nadal porque no les ha gustado cómo se ha expresado, y le han dicho de todo y nada bueno, mientras que apoyaban al serbio por querer ejercer su libertad de no vacunarse. Yo no sé si Abascal se ha vacunado, porque no lo ha querido decir, supongo que para dejar el asunto en un misterio y que cada cual piense lo que quiera. Pero ahora que Pablo Casado sí se ha contagiado, y no creo que lo esté pasando bien, en general, lo mismo a esta gente de VOX les vendría bien dejar de decir estas tonterías. En Murcia por ejemplo tenemos a nuestra Consejera de Educación, la señora Campuzano, que dice que ella no se vacuna. Pues bonito ejemplo que le da a los miles de docentes y de alumnos de la Región de Murcia, que desde los 5 añitos ya están yendo a ponerse la inyección, cumpliendo con su deber, para ayudar a acabar con el virus.

ARTÍCULO ESCRITO ORIGINALMENTE EN LA OTRA PÁGINA Y PASADO A ESTE BLOG

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